Los ríos no solo nos permiten vivir, regar y desarrollar actividades económicas. Los ríos que surcan nuestros valles marcan la orografía, moldeando el territorio hasta crear maravillas como los valles que surcan el Pirineo. Valles que estructuran el Pirineo Aragonés y en torno a los cuáles se apiña el caserío de los pueblos que salpican la zona. Valles como el del Aragón, el de Tena con el río Gállego, o el del río Ara, se han convertido en ejes turísticos que cada año son recorridos por miles de visitantes.

En el extremo oriental del Pirineo nos encontramos otro río de gran importancia a nivel histórico y artísticos, y en el que hoy queremos poner nuestro foco: el Isábena, un río que nace en el corazón del Pirineo y que desemboca en el Ésera y en cuyas orillas nació el condado de Ribagorza, uno de los condados que dieron origen al Reino de Aragón.

QUÉ VER EN EL RÍO ISÁBENA

Esta plaza es una de las más bonitas de Aragón / Ayuntamiento de Graus

Comenzamos nuestro recorrido en Graus, la localidad en la que se unen las aguas del Isábena con el Ésera. En esta localidad nos aguarda un patrimonio que solo es comparable con su gastronomía. Entre sus atractivos, destaca sin duda su impresionante plaza Mayor, una de las más hermosas de todo Aragón. En esta plaza las casonas de distintos estilos se levantan sobre soportales, formando un conjunto en el que sobresale el Ayuntamiento, con su arquería mudéjar al más puro estilo aragonés, o las casas Heredia y del Barón, con sus fachadas decoradas con preciosas pinturas.

También merece la pena perderse por su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico en 1975, donde se levantan casas palacios como los de Mur, Oliván, Solano, Torquemada, Oncino y Fantón, además de algunos tramos de muralla con tres de sus puertas. Tampoco hay que perderse el Puente de Abajo, el monumento a Joaquín Costa, o la Basílica de la Virgen de la Peña.

A seis kilómetros de Graus se sitúa la localidad de Capella, famoso por tener un puente del siglo XIII, uno de los puentes medievales más impresionantes de Aragón que destaca por la altura de su parte central. En esta localidad también hay una coqueta iglesia románica, San Martín de Capella.

La catedral de San Vicente cuenta con un pequeño claustro / Ayuntamiento de Isábena

Nuestra siguiente parada es Roda de Isábena. Una localidad con un precios casco medieval situado sobre un tozal con vistas a la Sierra de Sis y al Macizo del Turbón, y que es famosa por su antigua y hermosa catedral, y que es el corazón espiritual de la comarca. Esta pequeña localidad fue capital del condado de Ribagorza, además de sede episcopal entre los siglos X y XII, y por eso cuenta con la catedral de San Vicente Mártir. La catedral comenzó a construirse en el siglo XI en estilo románico lombardo, y a lo largo de los siglos se ha ido ampliando y reconstruyendo.

Acostado en la ribera derecha del Isábena, nos encontramos con La Puebla de Roda, otro precioso conjunto urbano con calles porticadas, casas de piedra, la iglesia parroquial de Santiago y un puente medieval son algunos de los atractivos de este pueblo, junto a la presencia. Muy cerca se encuentra Merli, donde hay un impresionante menhir prehistórico. Esta roca alargada tiene más de seis metros, y está relacionada con los fenómenos de enterramiento neolítico de Cornudella, todos en el entorno de la Sierra de Sis, se estima que su antigüedad está entre los 5.000 y 7.000 años.

En Serraduy, el valle se cierra. Y allí, hay otro de los puentes más importantes de la zona. Apoyado en la roca viva, este puente tiene dos ojos en arco de medio punto, además de un aliviadero junto al estribo izquierdo. Muy cerca nos encontramos con la ermita de la Virgen de la Feixa, un pequeño templo que cuenta con una planta y una fachada de lo más original ya que tiene un tejado a un agua. Además, dicen que está situado en un lugar mágico desde hace cientos de años.

El monasterio de Obarra fue el centro espiritual del Condado de Ribagorza / Beranuy

Aguas arriba, el valle vuelve a abrirse en Beranuy, donde encontramos otro puente románico. En este municipio tenemos que hacer la siguiente parada: el Monasterio de Santa María de Obarra. Situado bajo la Peña Obarra, en la orilla izquierda del río Isábena y a la salida del Congosto de Obarra, este monasterio fue el principal centro religioso y espiritual del Condado de Ribagorza, al igual que San Juan de la Peña lo fue en los valles occidentales. Del antiguo monasterio y panteón de nobles podemos visitar la iglesia de Santa María, de estilo románico lombardo, y una pequeña ermita dedicada a San Pablo. Lamentablemente, del antiguo palacio abacial apenas quedan unos muros.

Desde Obarra, el Isábena se encajona en un estrecho congosto hasta alcanzar Bonansa. Este estrecho cañón de paredes verticales, situado en Beranuy, es parada obligada. En el fondo, el cauce del río está salpicado de una infinidad de pozas y pequeñas cascadas.

Desde el el canón de Obarra seguiremos ruta hasta Bonansa, donde además de conocer su casco urbano, su iglesia y algunas casas del siglo XVI, podemos disfrutar del Mirador del Isábena y bosque de la Pegá. Un mirador espectacular sobre la apertura del Valle del Isábena que también permite distinguir los macizos del Tubón y el Cotiella, la Sierra de Chía o las cumbres de Castanesa.

Para acabar nuestra ruta, llegamos hasta Montanuy, en cuyo término municipal nace el río Isábena. El pueblo presenta un casco antiguo singular en el que destacan la iglesia parroquial y los restos de un torreón gótico que formaba parte de un vastillo. Y si quieres disfrutar de la naturaleza con mayúsculas, muy cerca tienes el Parque Natural Posets-Maladeta.