El Pirineo es como el parque de atracciones de los aficionados al senderismo. Miles de rutas se extienden por todo el territorio para llegar hasta lugares más o menos recónditos, dependiendo de la dificultad de la excursión. En los meses de verano, estas actividades tienen además otro aliciente, poder bañarse en una poza natural como recompensa por el camino andado. Aunque es difícil decantarse por unas pocas, aquí van seis de las mejores excursiones del Pirineo con pozas naturales.

1. ORÓS BAJO, EN EL VALLE DE TENA

En el Valle de Tena, la cascada de Orós Bajo y sus pozas son una de las piscinas naturales más frecuentadas del Pirineo. Su cercanía al municipio es uno de los motivos, aunque al final la caminata es de unos 20 minutos de ida y otros tantos de vuelta. Para llegar hasta allí, hay que estacionar el coche en un aparcamiento justo antes de llegar al pueblo, una vez cruzado el puente sobre el barranco d’Os Lucas.

Desde este punto, el camino asciende en paralelo al barranco hasta llegar a una presa con una cascada que se sortea por la izquierda a través de unas escaleras que parten de su base para continuar remontando el barranco por el mismo cauce. El itinerario no es del todo claro y viene definido por el caudal del agua por lo que según el día, hay que cruzar el cauce para avanzar. Tras unos 15 ó 20 minutos de caminata se llega a la cascada d’Os Lucas, que desemboca en una poza redonda de bastante profundidad. En esta piscina natural, muy frecuentada por familias con niños, se puede nadar o descansar sobre la piedra como si fuera una hamaca mientras se contempla cómo descienden los barranquistas por la cascada.

2. LA AIGÜETA DE BARBARUENS, EN EL VALLE DE BENASQUE

La Aigüeta de Barbaruens es uno de los barrancos más conocidos del Pirineo y en su cabecera se puede disfrutar de un baño en unas pozas de agua cristalina rodeadas de un paisaje de excepción. Para recorrer este entorno hay señalizada una ruta circular de 16 kilómetros que se recorren en unas seis horas. En verano, aunque el agua sigue estando muy fría, darse un baño en las pozas es el mejor aliciente para enfrentarse a esta larga caminata. 

La excursión parte desde el pequeño pueblo de Barbaruens. Tras atravesar el cañón de la Aigüeta, un sendero entre hayas conduce por su margen izquierda hasta la ermita de la Virgen de la Plana, punto más alto del recorrido donde disfrutar de las vistas panorámicas. Desde la ermita se desciende por pista hasta las inmediaciones del circo de Armeña, donde nace otro sendero que retorna a Barbaruens. Las pozas se encuentran bajo el puente de la Saca, a medio camino de la ruta circular, y en ellas termina el descenso del barranco de la Aigüeta de Barbaruens, uno de los más frecuentados del Pirineo por los aficionados a esta práctica.

3. EL IBÓN DE ESCARPINOSA, EN EL VALLE DE ESTÓS

Quienes vayan en busca de agua bien fría, la excursión al ibón de Escarpinosa es su mejor opción. Ubicado en el valle de Estós, este lago de montaña se sitúa a algo más de 2.000 metros de altitud y hasta él se llega remontando el río Estós. Para llegar hasta allí se puede ir en coche desde Benasque hasta el aparcamiento señalizado del valle de Estós. Desde este punto, la ruta sigue a pie, para recorrer un total de 13 kilómetros (ida y vuelta). 

Buena parte de la caminata se produce por el GR-11, en paralelo al río y en dirección al refugio de Estós. Aquí se deja dicho sendero para continuar hacia el Ibonet de Batisielles, desde el que, 40 minutos después y en ascenso continuado, se llega al ibón de Escarpinosa. En total, dos horas y media de excursión de ida que no puede tener mejor recompensa: un refrescante baño en las gélidas aguas de un lago de montaña a 2.000 metros.

4. POZAS DEL RÍO ARA, EN ORDESA

Aunque la zona de Ordesa está repleta de badinas, pozas y ríos, no es tan fácil encontrar un lugar en el que poder darse un chapuzón. Al tratarse de un Parque Nacional, el baño está prohibido en los espacios que quedan recogidos dentro de sus límites. Pero hay algunos lugares, como las pozas del río Ara, que están fuera del parque y donde sí se puede disfrutar de ese merecido baño.

Llegar hasta allí es relativamente sencillo desde el camping del Río Ara, en Torla-Ordesa. Las pozas están a unos 30 minutos a pie desde allí, cruzando un puente medieval sobre el río. Pero para quienes quieran hacer una ruta más larga, estas piscinas naturales están en medio del camino de Turieto, una caminata circular que va desde Torla hasta la pradera de Ordesa. Esta ruta era la antigua vía de comunicación entre estos dos puntos y ahora está señalizado y es un paseo cómodo con vistas al río. En total, la ida tiene una duración de unas dos horas y media y la vuelta, dos. Un recorrido de 16 kilómetros con una pozas de agua cristalina donde darse un baño revitalizante.

5. SALTO DE POZÁN DE VERO, EN EL SOMONTANO

El Salto de Pozán de Vero es una cascada de agua en el río Vero que surge con la construcción de un antiguo azud. A sus pies se ha formado una gran poza empleada por muchos habitantes del entorno como piscina natural en verano. Si no se quieren complicaciones, llegar hasta allí cuesta diez minutos desde un ensanche en la carretera donde se deja el coche pasado el pueblo de Castillazuelo y antes de llegar a Pozán de Vero.

Pero hay una alternativa más exigente, la ruta por los azudes de Pozán de Vero. En este caso, la caminata es de dos horas de ida y vuelta y se puede hacer con niños. El camino está perfectamente señalizado y parte desde Pozán de Vero, a diez minutos de Barbastro. En el transcurso se pasa entre acequias de riego, huertos y vegetación de ribera, destacando el puente medieval que sirve para cruzar de una orilla a otra del río. 

6. POZAS DEL PUENTE DE PEDRUEL, EN BIERGE

La zona de Bierge es una de las más famosas del Pirineo para la práctica de deportes de aventura como descenso de barrancos o rafting. Además, también esconde numerosas zonas de baño naturales, más allá del famoso y sobreexplotado Salto del Bierge. 

Una opción más tranquila para un baño en el Pirineo son las pozas del puente de Pedruel. Hasta allí se puede llegar en una ruta de 7 kilómetros de ida y vuelta que va por la ribera del río Alcanadre, entre la salida del barranco de Barrasil y las inmediaciones de la ermita de la Trinidad. Uno de los principales enclaves de esta excursión es el puente medieval de Pedruel, una pequeña localidad perteneciente a Bierge. Debajo de esta antigua construcción están las pozas que sirven como desahogo tanto para los vecinos del pueblo como para los excursionistas que recorren la zona.