Concepción, la madre de Katia Altamirano, se queda en una segundo plano de la imagen, con la mirada perdida, visiblemente afectada. Han pasado más de tres semanas desde el último asesinato machista en Zaragoza pero de la herida que tiene esta humilde familiar nicaraguense sigue abierta. Según el informe forense Katia Altamirano fallecía el pasado 23 de mayo tras recibir más de 40 puñaladas por todo su cuerpo. Su presunto asesino, Ruben Calvo, con más de 20 antecedentes penales, y ex pareja de la víctima, ya había intentado acabar intentado en otra ocasión acabar con la vida de esta joven nicaraguense de 35 años.

A través de videoconferencia, HOY ARAGÓN ha hablado con Zaida Aleris Altamirano, hermana de Katia, una joven que decidió venir a España para buscar un futuro mejor tras una crisis económica que estaba viviendo su país hace 5 años. «Deja a una familia desolada, a una madre con 75 años y una salud frágil y a un hijo de 12 años en la orfandad», explica Zaida.

Katia vivía con su ex pareja, su suegra y su hijo en la localidad de El Viejo- Chinandega, en el barrio de Narciso Zepeda. La empresa en la que trabajaba cambió de propietarios y la despidieron, y con el dinero de la indemnización se pagó el viaje a España.

«Nos mandaba dinero siempre que podía e iba a comprarle una lavadora a su madre. Jamás supimos nada de la relación que tenía en España ni conocíamos a su pareja», reconoce la hermana de Katia. Zaida sí recuerda que su hermana, en alguna de las llamadas que les hacía desde Zaragoza, le contaba que había una persona que estaba obsesionada con ella y que llegaba incluso a acosarla. Según nos cuenta su hermana, en octubre Katia había dejado una relación y en el momento de su asesinato estaba soltera. «Era nuestra alegría y bendición. Tenemos un gran vacío y la echamos mucho de menos», se sincera Altamirano.

SIN CUERPO QUE ENTERRAR

Han pasado tan solo unos días desde que en esta entrevista, la hermana de Katia nos contará que todavía no tienen su cuerpo para poder enterrarla. «Nos han dicho que quizá para el 14 de junio pueda llegar», se sincera esperanzada. Una repatriación es costosa económicamente para la que en su país ya han solicitado ayuda a través de los medios de comunicación locales.

Zaida Altamirano pide desde la humilde vivienda de su familia en Chinandega, en la colonia Gracsa, a kilómetros de Managua, justicia y «cadena perpetua para ese malvado». «Hacerle eso a una mujer no es de ser un hombre. ¡Ayúdennos a hacer justicia!», sentencia.

*Esta entrevista no hubiera sido posible sin la ayuda de la periodista nicaraguense Belkiss Medina, que incidió en la necesidad de ayudar a la familia de Katia porque apenas cuentan con medios económicos para poder traer el cuerpo de su hija. La repatriación podría costar unos 12.000 pesos nicaraguenses, el equivalente a casi 300 euros. Para esta familia, una suma muy elevada de dinero.