El último brote conocido en Aragón en el municipio zaragozano de Sádaba ha terminado con el pueblo decretando medidas de excepción para controlar la expansión del virusEl contacto social se ha reducido a la máxima expresión: ni bares abiertos, ni piscinas, ni pistas deportivas, ni el gimnasio municipal.

Es por eso que el Ayuntamiento ha decretado mediante un bando municipal el confinamiento obligatorio para reducir el considerable ritmo de contagios. El brote en Sádaba tiene un origen que resulta ser el mejor ejemplo de cómo el virus puede confinar a un municipio en cualquier momento.


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Los diez positivos confirmados hasta la fecha, en espera de los resultados de las pruebas PCR, confirman que una fiesta que congregó a 14 personas, todas ellas de entre 25 a 27 años, y que terminó en un bar del municipio ha propagado el virus cuando al día siguiente uno de los jóvenes presentó síntomas de COVID-19.

Las medidas del Ayuntamiento van incluso más allá que el confinamiento casi completo de las instalaciones públicas. Es obligatorio el uso de mascarillas en espacios cerrados y al aire libre cuando no se pueda respetar la distancia de dos metros de seguridad.

E incluso se ha solicitado desde el Ayuntamiento de Sádaba, a modo de consejo, que se cierren los bares el fin de semana y se limite la movilidad todo lo posible tanto dentro como fuera del municipio.