Como tantas tardes de domingo, Manuel Giménez Abad acudía al estadio de La Romareda junto a su hijo Borja para ver al Real Zaragoza. Era una de esas tardes donde el tiempo acompaña a un zaragocismo necesitado de victoria para lograr la salvación. Tres disparos en la cabeza y por la espalda ensombrecieron a la ciudad de Zaragoza.

La banda terrorista ETA había terminado con la vida del líder del PP de Aragón, Manuel Giménez Abad, ante la atenta mirada de su hijo menor de tan sólo 17 años, un 6 de mayo de 2001. Veinte años después del atentado, la figura de Giménez Abad es homenajeada por toda la sociedad aragonesa. Su legado sigue intacto en el espíritu político aragonés de un hombre que, según cuentan los que le conocieron, “ejercía el diálogo por encima de todo”.

La cicatriz sin cerrar después de tantos años es el esclarecimiento del asesinato. Los presuntos responsables del atentado, Mikel Kabikoitz Carrera -alias Ata- y Miren Itxaso Zaldua -reconocida como Sahatsa- aún no se han sentado ante un juez. La familia de Giménez Abad está convencida de que será en el primer trimestre de 2022. Una espera que se ha hecho demasiado larga y se suma a la extensa lista de víctimas de ETA, más de 350, que aún no conocen los responsables de truncar sus vidas.

EL JUICIO, 20 AÑOS DESPUÉS

Serán cinco las personas que tendrán que dar crédito de la actuación de los dos presuntos responsables del asesinato de Giménez Abad ante la Audiencia Nacional, entre ellos el hijo menor del fallecido que ya reconoció al presunto responsable ‘Ata’ en varias fotografías hace tan sólo dos años.

“No voy a negar que veinte años dan para mucho. Para tener desconfianza y confianza en la Justicia”. De esta forma responde Manuel Giménez Larraz, hijo mayor del político asesinado a HOY ARAGÓN. El caso del atentado terrorista a Giménez Abad ha sido uno de los más tediosos que se recuerdan en la Audiencia Nacional.

El retraso en la acusación formal de los presuntos culpables ha generado dudas en la familia durante estos años. En un inicio, pese a la claridad de los datos aportados por los testigos que permitieron hacer un retrato minucioso del asesino, los agentes no lograron vincular a ‘Ata’ con el atentado hasta 2014. Y después se esperó hasta 2018 para lograr una comisión rogatoria a Francia -donde cumple condena ‘Ata’- y que se pudiera reconocer como el responsable del atentado.

El escollo judicial más llamativo, y donde la familia creía que nunca resolvería el asesinato de Giménez Abad, fue en el archivo de la causa contra los miembros del comando de Información. Donde se apuntaba que los detenidos, David Pla y Aitor Lorente, proporcionaron los datos precisos para atentar en la capital aragonesa salvo el seguimiento de Giménez Abad.

La instrucción del caso también se demoró por una prueba caligráfica de una mujer que fue reconocida en las inmediaciones del atentado por testigos presenciales como “bajita, de mofletes rollizos y ojos negros”. Esta persona desconocida hasta su detención en 2020 resultó ser Itxaso Zaldua. Su letra estaba en una nota intervenida al etarra Juan Fernández ‘Susper’ que la relacionaba con el comando ‘Basajaun’ que cometió el asesinato de Giménez Abad.

Será antes del mes de marzo de 2022, según ha reconocido públicamente la abogada de la familia, Carmen Ladrón de Guevara, cuando se inicie el juicio. El hijo mayor del político aragonés reconoce a este diario que “este tipo de investigaciones no son sencillas” y, pese a las dudas puntuales sobre el esclarecimiento, “la confianza es absoluta al trabajo de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y del poder judicial”.

Y remarca: “Cuando el terrorismo ha dejado de ser parte de la agenda política, han sido ellos los que silenciosamente han seguido trabajando en la resolución de los casos sin resolver. Como el de mi padre”.

UN HOMBRE IMBORRABLE

Como cada día 6 de mayo, las Cortes de Aragón reconocen la figura de Giménez Abad en un acto institucional donde se reivindica la memoria de un hombre imborrable. Son 20 años los que han pasado desde el asesinato y su recuerdo se mantiene inquebrantable por parte de todas las fuerzas políticas. Manuel Giménez Abad suscita un consenso que perdura.

Con formato reducido, por la pandemia del COVID-19, representantes de todas las instituciones autonómicas han vuelto a arropar a Manuel y a Borja, los hijos del político asesinado, en un acto en el que las palabras concordia, democracia, pacto, acuerdo, diálogo y ley han sido repetidas por todos los intervinientes.

«Una parte de mi vida quedó en el pasado», ha dicho Manuel Giménez Larraz, quien ha recurrido al célebre verso de Joaquín Sabina «no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió» para revisitar las cosas que no han sucedido desde entonces: que su padre conociera a sus nietas; que pescara más truchas en el río Ara; que subiera a las cumbres de los Pirineos, como avezado montañero que era, a contemplar desde arriba lo pequeños que son los problemas diarios, que siguiera influyendo en la política para la cimentación del Aragón con el que soñó.

El presidente de las Cortes de Aragón, Javier Sada, reconoce sobre el político aragonés que «era una persona de consenso, de acuerdo, de sentarse el tiempo que fuera para acercar posiciones. Y lo asesinan por eso. Porque al terrorismo le da miedo la palabra»

En defensa de la palabra en democracia se creó hace 20 años la Fundación Manuel Giménez Abad en defensa del parlamentarismo. Los grupos parlamentarios secundaron su creación con unanimidad. La fundación tiene como objetivo realizar cursos y encuentros sobre el derecho parlamentario de carácter nacional e internacional.

A día de hoy, también se realizan jornadas sobre el terrorismo con proyección internacional. En un inicio se dedicó al terrorismo de ETA pero el terrorismo yihadista provoca que sea el tema a debatir.