Las instalaciones de la antigua Fundición Averly, situada en el número 59 del céntrico paseo de María Agustín, son uno de los enclaves del patrimonio zaragozano más importantes. La historia de este edificio, de los más emblemáticos de la ciudad, se remonta a mediados del siglo XIX. El ingeniero francés Antonio Averly, procedente de Lyon, quiso establecer aquí su fábrica de fundición haciendo de ésta una joya del patrimonio industrial de Zaragoza. 


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En el año 1900, en la fundición trabajaban 190 operarios y sus instalaciones ocupaban 10.000 metros cuadrados. De ellos, unos 4.000 estaban edificados con viviendas, oficinas, talleres o almacenes, entre otros usos. El principal mercado de Averly era la industria harinera, que en la segunda mitad del siglo XIX vivía su época de gloria. Así, de la fundición salían las ruedas y los molinos, además de otros elementos necesarios para el funcionamiento hidráulico de las harineras.

El negocio fue creciendo y, pronto, Averly se convirtió en el taller de fundición más grande de Aragón, ampliando su ámbito de actividad. Así, se dedicaba también a la fundición artística de hierro y bronce, dando lugar a esculturas como el león del Batallador, en el Parque Grande, o la del Justicia, en la plaza de Aragón. Entre sus primeros méritos destaca la participación de Averly en la Exposición Hispano-Francesa de 1908, celebrada en Zaragoza. Este fue solo el comienzo de una larga lista de reconocimientos, como las más sesenta medallas concedidas en muestras nacionales e internacionales. 

Fundición Averly / Apudepa

Más recientemente, Averly está reconocida como uno de los 50 bienes patrimoniales en riesgo más importantes del mundo por la World Monuments Fund (WMF). Además, un tercio de su extensión está considerada como Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés desde 2013. En concreto, es el terreno que incluye la entrada principal, la vivienda de la familia, el edificio de oficinas, el taller y el archivo, entre otras dependencias. 

Por falta de acuerdo político en el Ayuntamiento, en 2016, no se catalogó su suelo como de uso social y cultural, tal y como pedían algunas plataformas, y se obligó a aprobar su derribo para la posterior construcción de viviendas. Al mismo tiempo, se pactó la cesión de una parcela para equipamiento público para, entre otros usos, crear un museo relacionado con la actividad industrial. Como solución al problema de abandono y desidia que durante años reinó en Averly, en la finca se construirá una promoción de pisos, con idea de empezar a edificar las viviendas antes de que termine este 2021. El plan es que los primeros 144 pisos que se van a levantar en los suelos donde un día estuvieron las naves de la fundición Averly estén listos para finales de 2023.

Este será el comienzo de una nueva etapa para uno de los edificios más emblemáticos de Zaragoza, no solo por su riqueza arquitectónica y patrimonial, sino por lo que repercutió en la economía de la ciudad. Con el proyecto de viviendas se pretende dar de nuevo vida a un entorno abandonado. Además, se han reservado espacios abiertos y varios edificios de la antigua fundición para sus posibles futuros usos culturales.