Los datos parecen mejorar, y el Gobierno de Aragón va anunciando, no sin cierta prudencia, relajaciones en algunas de las restricciones y aperturas de ciudades que llevaban confinadas un mes, como Zaragoza y Calatayud.


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La presión hospitalaria también mejora pero muy lentamente, dejando en una incógnita la evolución en las próximas semanas. Estas reaperturas invitan a salir de Zaragoza y a pasar un fin de semana en los pueblos de la provincia. Ante esta situación los sanitarios advierten que los datos todavía no son lo suficientemente buenos, y avisan de posibles nuevos focos que nos lleven a dar marcha atrás.

Martín Torres, médico de urgencias del Hospital Royo Villanova en Zaragoza, ha vivido el COVID-19 en su organismo y en los de muchos compañeros, algunos de los cuales arrastran graves secuelas.

“No hablamos de alargar el periodo de la pérdida del gusto sino de derrames de pericardio, la membrana que envuelve el corazón, o debilidad y cansancio muy marcado y prolongado en el tiempo”, explica el doctor Torres.

LAS SECUELAS SON REALES Y GRAVES

Primer caso de secuelas post-COVID: Paciente de 40 años, Pasó el COVID-19 hace más de un mes. “Desde entonces convive con constantes dolores musculares, se cansa al hacer el más mínimo esfuerzo y ahora padece un fuerte dolor de pecho producido por una pericarditis”, relata Torres.

Segundo caso de secuelas post-COVID: Paciente de 37 años que también superó el COVID-19 y que ahora tiene constantes problemas respiratorios. “Le falta el aire al realizar mínimos esfuerzos, y  necesita inhaladores dos veces al día. Por si esto fuera poco, también padece constantes dolores de cabeza  y ansiedad, que ha precisado de medicación”, argumenta este doctor zaragozano.


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Tercer caso de secuelas post-COVID: Otro paciente joven, de 38 años, deportista, que tras superar el COVID-19 ha tenido que dejar de entrenar como acostumbraba. “con mínimos esfuerzos, muy por debajo del umbral de intensidad al que estaba acostumbrado a entrenar, presenta taquicardias por encima del ritmo normal, que tardan muchas horas en recuperar”, relata Torres. Su vida anterior se han visto truncada y las secuelas le provocan pérdidas de oxígeno que le obligan a tener que reposar y hacer uso de forma habitual de inhaladores.

Es muy común que estas secuelas acaben afectando al corazón y provocando trombos –coágulos de sangre- por los efectos de coagulación que provoca el virus”, añade el doctor Torres que también apunta al sistema neuronal como uno de los más afectados por las secuelas post- COVID.

Es común la falta de concentración, los mareos, los dolores de cabeza intensos… y hasta hemos visto gente que viene con parestesias, sensación de falta de sensibilidad, que notan manos o pies como acorchados, y dolores similares al quemazón que produce un herpes”, añade.