Los fondos europeos que está otorgando el Gobierno de España para la reconstrucción económica después de la pandemia está generando más polémica de la esperada. Después de las críticas políticas, especialmente desde el PP, por ser un reparto poco equitativo entre las comunidades autónomas y que beneficia a las regiones lideradas por el PSOE más que por las de otro signo político, los empresarios ponen el grito en el cielo porque el dinero no está llegando a las empresas.

Así lo quiere dejar claro CEPYME Zaragoza, tras la reunión de su Comisión Ejecutiva en la que se han analizado las principales preocupaciones de los empresarios. Entre otras cuestiones como la reforma laboral o la situación crítica de diversos sectores de la provincia, tiene especial crítica «la decepción de las ayudas europeas». Mediante un comunicado, CEPYME Zaragoza muestra su malestar ante la decepción de las ayudas procedentes de los fondos Next Generation: las ayudas no están llegando a las pymes.

La organización empresarial ha criticado al Gobierno central la falta de transparencia del reparto de las ayudas y ha denunciado que se va a perder una oportunidad de apoyar al verdadero tejido empresarial formado por pymes y autónomos. Miles de pequeñas empresas se están quedando sin apoyo para paliar su caída de ingresos por la pandemia de Covid.

Los empresarios han asegurado que únicamente han salido publicados los PERTE como proyectos y ello supone apostar por la subcontratación de las pymes, no por el desarrollo de estas.

MÁS INQUIETUDES

Por otro lado, la organización empresarial ha analizado la situación del sector hotelero de la provincia que no está consiguiendo despegar tras pasar el grueso de la pandemia. Los empresarios del sector han alertado que la recuperación está siendo más lenta de lo esperado por el miedo de los ciudadanos a viajar.

Los pequeños empresarios han expresado también su inquietud ante el golpe a la flexibilidad de las empresas que impone la reforma laboral. Consideran que la prohibición de la temporalidad no va a estimular la contratación de las pymes como se pretende y, además, va a suponer un grave problema para sectores como la cultura, la agricultura o la hostelería, en los que las características propias de la actividad económica exigen flexibilidad temporal.