El revuelo que han provocado en los ciudadanos los cambios regulatorios de las tarifas eléctricas se maximiza en las empresas, que dependiendo del sector requieren de un alto consumo energético y su margen de flexibilidad horaria es, en muchos casos, limitado. Para aclarar las múltiples dudas que han surgido, HOY ARAGÓN ha preguntado a los expertos de Switching Consulting (SwC), consultora energética aragonesa que asesora sobre la compra y consumo a empresas como Metro de Madrid, el Ayuntamiento de Zaragoza, la Universidad de Zaragoza o Palafox Hoteles.

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Según indica Urko García, del Departamento de Operaciones de la compañía, las industrias de gran consumo eléctrico, que ya consumían en 6 periodos, el único cambio que van a experimentar es sobre el coste de la electricidad debido al nuevo calendario de periodos. En su opinión, «para estos grandes consumidores, no efecta demasiado en su estructura de peajes». Si bien hay que tener en cuenta que «el precio de la potencia contratada baja, pero el ATR (coste regulado de la electricidad) sube en todos los periodos». En resumen: «La nueva normativa penaliza el consumo y beneficia los costes de potencia«, destaca.

«QUEBRADERO DE CABEZA» PARA LAS PYMES

Ahora bien, en el caso de las pymes la cosa se complica. Como explica el experto de SwC, las tarifas que contaban con tres periodos de potencia y tres de energía (3.0A y 3.1A), han pasado a tener seis periodos de potencia y seis de energía (pasando a llamarse tarifas 3.0TD y 6.1TD). El nuevo calendario de periodos cambia y, para aquellas empresas que estaban acostumbradas a tener los mismos periodos para todas las horas y meses, puede ser un «quebradero de cabeza», apunta.

A partir del cambio regulatorio, muy especialmente en el caso de las pymes, tendrán que tener en cuenta siempre qué periodo les corresponde en cada momento. No obstante, para Urko García, el único beneficio lo van a encontrar las que trabajan en fin de semana, por ejemplo el sector hostelero. «Para el resto de sectores productivos tiene más inconvenientes», indica.

Básicamente, el problema es que el cambio automático que han llevado a cabo las operadores resta flexibilidad a las empresas. Antes podían contratar la potencia que precisaran en cada periodo, «pero ahora están obligadas a contratar la potencia más baja en el P1 y de forma creciente hasta llegar al P6». Esta actualización a las nuevas tarifas que realizan automáticamente las compañías distribuidoras, «puede no ser la más adecuada para los clientes, ya que igualan al alza y pueden existir excesos o defectos de contratación de potencia», explica García.

Por el contrario, «pueden beneficiarse de este cambio los antiguos consumidores de la tarifa 3.1A, que al tener contratados menos de 451KW, no podían dar el salto a la tarifa 6.1A». Con el cambio regulatorio, «suben automáticamente a la nueva tarifa 6.1TD, más versátil por tener seis periodos de potencia y seis de energía», apunta.