El turismo activo hace años que ha dejado de ser una mera actividad ligada al ocio para convertirse en un motor de desarrollo para las zonas rurales y un ámbito en el que Aragón presenta un gran potencial. Tanto es así que la Asociación Aragonesa de Empresas de Turismo Deportivo (TDAragón) cifra en 1.500 los puestos de trabajo que genera en la Comunidad, con datos basados en los del Instituto Aragonés de Estadística (IAEST) y el Departamento de Vertebración del Territorio.


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Como el sector turístico en general, la pandemia ha afectado de lleno a su actividad, que se desarrolla eminentemente en zonas afectadas por la despoblación.  Según el estudio realizado por la asociación, todas las localidades aragonesas en las que hay cuatro o más empresas de turismo activo -a excepción de Mequinenza- han incrementado su población en las últimas dos décadas. Algunas con cifras tan llamativas como Caspe, con 2.299 nuevos habitantes; Jaca, con 1.715; Alfajarín, con 844; o Sabiñánigo, que ha sumado más de 700 vecinos en los últimos 20 años.

No obstante, las restricciones impuestas para frenar el avance del coronavirus han supuesto un duro golpe para el sector del turismo activo, que contabiliza unas pérdidas millonarias y desconoce cuándo podrá volver a operar con normalidad. Las empresas de turismo activo pasan por una delicada situación económica que podría repercutir muy negativamente a los municipios de la conocida como “la España vaciada”.

Por este motivo, desde TDAragón insisten en la necesidad de encontrar fórmulas que les permitan desarrollar su actividad a niveles similares a los de antes de la pandemia. “Mientras no tengamos las comunidades autónomas abiertas, no podremos trabajar”, lamenta Chus Montañés, secretaria de la asociación. Las restricciones de movilidad continúan limitando a un sector que se ahoga y que apenas ha podido sacar rédito de la Semana Santa, una de las fechas más señaladas en el calendario turístico. “Hay empresas que han trabajado a un 15% de su capacidad”, comenta Montañés.

Además, la asociación critica que las ayudas que se están anunciando dejarán fuera a la mayoría de las pequeñas empresas que se dedican al turismo activo. “Están pensadas para empresas que facturan más de 200.000 euros anuales», indica la portavoz. «Existen algunas, pero lo habitual es que no lleguen a esas cifras; se quedaría fuera un porcentaje enorme”, añade Montañés, que dice que el sector se siente «abandonado y sin apoyo».

REDUCCIÓN DEL IVA

Desde hace unos meses, TDAragón y otras asociaciones de todo el país se movilizan para conseguir la reducción del IVA del 21% al 10%, al que ahora tributan otros sectores turísticos como la hostelería y la hotelería. De esta manera, tratan de garantizar su viabilidad.


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La entidad recuerda que otros países como Gran Bretaña ya han bajado el IVA hasta el 5% e insiste en la idea de que el turismo deportivo es fundamental para el desarrollo económico y demográfico. En regiones como Aragón, este tipo de turismo supuso una facturación de 15 millones de euros el año previo a la pandemia.

Entre sus reivindicaciones también destaca la de contar con un Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) y una Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) propias dentro del sector turístico, ya que en estos momentos no cuentan con ningún epígrafe específico. Esto ha supuesto graves consecuencias para muchas empresas, ya que no han podido acogerse a las ayudas por este motivo.