El último caso tuvo lugar hace unos días en Caspe. La Guardia Civil confirmaba que había detenido a un hombre que se paseaba por algunas calles de la localidad zaragozana con una carabina de aire comprimido al hombro. Varios vecinos llegaron a hacerle varias fotografías y avisaron a Policía Local y Guardia Civil, iba vestido con una gabardina y con la capucha puesta. Fuentes oficiales de la benemérita confirmaban que el hombre había sido trasladado a un centro médico en Zaragoza capital por padecer, según fuentes cercanas, algún trastorno mental.


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No pasó de un susto y una alarma social creada por la que muchos llegaron a pesar que se trataba de un fugitivo atracador violento que en ese momento estaba siendo perseguido por el país por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. A finales de julio, otro suceso llamó de nuevo la atención de la opinión pública aragonesa. Esta vez en Huesca capital, donde la Policía Nacional detenía a un hombre que amenazaba con varios cuchillos y un arco con flechas a los viandantes. 

De nuevo fueron los ciudadanos quienes dieron el aviso. Este hombre, con antecedentes policiales, huyó a la carrera al ser localizado por varias patrullas y se resistió antes de ser detenido. Llevaba hasta cuatro cuchillos de grandes dimensiones y un arco con siete flechas. Amenazaba en plena madrugada y de manera arbitraria a las personas que se encontraban en la zona. Fue puesto a disposición judicial y incluso se solicitó un informe médico.

A TIROS POR UNA DISCUSIÓN

El tercer caso en apenas quince días se originó de nuevo de madrugada en la localidad de Nonaspe. Una discusión en un bar por un tema laboral de un familiar acabó con varios tiros de un arma larga calibre 12.

La víctima fue increpada en el local y zarandeada por el presunto agresor. Según testigos presenciales, al salir en dirección a casa de un familiar, fue seguido por este hombre que portaba un arma y que terminó disparando contra la puerta del garaje de la vivienda y que posteriormente huyó del lugar de los hechos. Fue detenido momentos después en su vivienda como consecuencia de un dispositivo de la Guardia Civil en el que participaron unidades especiales.


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Otro caso, ocurrido en Zaragoza hace ya tres meses, también provocaba inquietud entre los viandantes. Esta vez el hecho lo protagonizaban varios menores en el barrio de Torrero. La Policía Local se incautó de dos armas de aire comprimido que exhibían en vía pública sin autorización. La pistola y el fusil acabaron en dependencias policiales y los jóvenes se tuvieron que enfrentar a una sanción administrativa.

Exhibiciones de armas de fuego en vía pública que han puesto en jaque muchos vecinos que han tenido que alertar a la Policía Nacional y Guardia Civil para evitar males mayores.