Los cuatro guardias civiles del Puesto de Andorra que intervinieron con un disparo para intentar contener a un joven al que le había dado, según su familia, “un nuevo brote” debido a los problemas psíquicos que padecía, declararán en el día de hoy ante la Policía Judicial de este cuerpo policial para tratar de explicar los detalles de todo lo que sucedió ayer que terminó con la muerte del joven.


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Unos hechos que se producían, según fuentes cercanas al caso, en un porche de unos seis metros cuadrados. Al parecer, el joven, de unos 30 años, que había sido persuadido por su familia y los agentes durante más de dos horas para que abandonara su violenta actitud, terminaba abalanzándose sobre los agentes con un cuchillo en una mano y un destornillador en la otra.

Según estas mismas fuentes, tres de los cuatro agentes permanecían frente al joven con un escudo y defensas extensibles, mientras que un cuarto aguardaba detrás con el arma reglamentaria preparada. Una primera acometida por parte de la víctima fue repelida por los guardias. A pesar de ello, el joven llegó a alcanzar con el cuchillo a uno de ellos en el chaleco, muy cerca de la cara.

Momentos después volvió a atacar a los guardias empuñando el cuchillo y el destornillador y, según relatan fuentes cercanas al hecho, tras varias acometidas y al superar la primera barrera de agentes, el guardia que estaba frente a él “le disparó cuando casi lo tenía encima, sino le hubiera apuñalado”.

Estas mismas fuentes consultadas por HOY ARAGÓN explican que en el momento del ataque, el joven gritó que prefería morir “antes de volver al psiquiátrico”. Tanto el padre como los cuatro guardias que intervinieron intentaron tranquilizarlo por todos los medios pero no consiguieron evitar el fatal desenlace.


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Desde la Asociación de guardias civiles JUCIL explican que con los medios y protocolos necesarios la muerte del joven podría haberse evitado. “Con una ‘tasser’ –pistola eléctrica- se habría finalizado la intervención de otra manera más satisfactoria”, explican desde JUCIL.

El chaleco que llevaban los guardias fue providencial para evitar lesiones graves en uno de ellos. Por eso, representantes de esta asociación policial insisten también en la necesidad de dotar con chalecos individuales a todos los guardias y en todas las unidades. “Nos están retirando chalecos de 2010 que caducaron en 2020, dejando a muchas unidades a medias”, insisten.