La noticia saltó hace unos días y HOY ARAGÓN fue el primero en contarla. El destino del paquete bomba fue el CSIF, uno de los sindicatos de prisiones de referencia del país. Este paquete sospechoso llegaba a la calle Bolonia, la sede de este sindicato, concretamente dirigido a la delegación de prisiones.

Al considerarse altamente sospechoso, acabó en el Centro Penitenciario de Zuera, donde el CSIF tiene un despacho y donde, sobre todo, se podía ver qué tenía en su interior gracias al sistema de escáner del centro penitenciario. 

Al descubrir los funcionarios que podría tratarse de un artefacto explosivo, inmediatamente avisaron a la Guardia Civil, quien mandó al Centro Penitenciario a equipos especializados en desactivación, así como un robot para poder explosionar sin riesgo personal el paquete si fuese necesario.

Al final, fue aislado y desactivado por los TEDAX de la Guardia Civil. Posteriormente, se procedió a explosionar su contenido para evitar así cualquier percance. Ahora es la Benemérita quién se encarga de la investigación que se centra en dos vías muy claras: averiguar quién es el que ha enviado dicho paquete y analizar con detalle el contenido de ese paquete bomba.

CLAVOS CORTADOS COMO METRALLA

Según ha podido saber este periódico, fuentes cercanas al caso aseguran que dicho paquete bomba contendría algún tipo de explosivo, con una pila como posible detonador, el componente iniciador de la explosión.

Un experto en armas y explosivos consultado por este diario asegura que es habitual que haya una pila o batería como detonador, y que suelen activarse a distancia o a través de un dispositivo mediante cables o mediante un detector de movimiento, en el caso de un paquete, por ejemplo, al abrirse.

Además, este paquete bomba que se acabó desactivando en la prisión de Zuera podría llevar una bombilla sin cristal. «Se trataría de un avisador conectado a la pila, que avisa en el momento de la deflagración. Pero también podría dañarse y quedar inservible en el traslado del paquete o con algún otro movimiento», asegura este experto.

Por último, también dentro del paquete enviado al CSIF en Zaragoza, habrían encontrado clavos cortados, que se podrían utilizar como metralla con el fin de hacer daño mediante la onda expansiva.

La Benemérita, como ya se ha apuntado, estaría analizando estos componentes, especialmente el explosivo teóricamente utilizado. «Existen muchos casos en los que estos paquetes bomba no se envían para herir a nadie, ni siquiera a su receptor. Simplemente para tener notoriedad en prensa u otros medios. Una manera de llamar la atención», explica el experto en armamento.