Sucedía el pasado 25 de abril, y todos los medios de comunicación se hacían eco de la noticia por la brutalidad de los hechos. HOY ARAGÓN ha conseguido hablar con la víctima, un hombre de 67 años que nos ha contado con pelos y señales los detalles de aquella paliza que sufrió por parte de un joven que 24 horas antes ya había agredido a otras personas.

«Cómo cada domingo había quedado con otros amigos jubilados para charlar un rato en el parque de Delicias. Ese día había fútbol y llevaba unos cascos para ir oyendo los partidos», recuerda.

Este aragonés que lleva más de 50 años viviendo en Zaragoza, no se imaginaba lo que estaba a punto de sucederle. «Un chico que iba delante de mí se giró de forma acalorada y me pegó dos golpes en los lados de la cabeza. en ese momento le dije: ¡Pero qué haces, qué te he hecho yo!«, relata.

El agresor, lejos de detener su ataque continuó propinando golpes a su improvisada víctima. «Yo le decía: ¡Llévate el reloj, la cartera, el móvil, lo que quieras pero deja de pegarme, por favor!«, recuerda con dolor.

GRAPAS POR TODO EL CUERPO

Todo sucedió muy rápido y de pronto este jubilado de Zaragoza se vio en el suelo. «Ahí recibí por todos los lados. Incluso oí que unos chicos que estaban cerca le decían: ¡Deja de pegarle, ya esta bien!«, recuerda.

Nadie intercedió por él, pero sí que algunos viandantes que en ese momento pasaban por Vía Universitas llamaron a la Policía Nacional y a una ambulancia. «Conseguí levantarme y ensangrentado cruce la calle porque vía una ambulancia y quería que me atendiesen«, explica.

Mientras estaba siendo atendido, la policía llegó con un móvil que llevaba para que lo identificase. «Encontraron mi móvil; es muy sencillo, no tengo nada más que para llamadas y mensajes«, afirma.

Doce días después tiene grapas de sujección en la cabeza, en ambos brazos y las costillas doloridas por los golpes recibidos. «El martes que viene me quitarán algunas grapas pero sigo con dolor«, advierte.

Nos ha pedido continuar en el anonimato porque tiene miedo, ni siquiera quiere salir como hacía antes con sus amigos. «Ahora me da pánico ir por la calle y pensar que me pueda pasar otra vez. Desde que llegué a Zaragoza del pueblo, hace más de 50 años, nunca me había sucedido nada», se lamenta.

Su presunto agresor, un joven de 20 años, que mostró una aptitud desafiante hacia los agentes de policía cuando fue detenido, ingresó en prisión por un delito de robo con violencia a la espera de juicio.