Cada tarde a las 20:00, los españoles salimos a aplaudir a quienes están consiguiendo que el país siga en marcha mientras millones de personas hacemos lo único que podemos hacer para contribuir en esta pandemia: quedarnos en casa.


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Cada tarde aplaudimos a los sanitarios, a los cuerpos de seguridad que nos protegen, a los equipos que mantienen en marcha los supermercados, a los transportistas que trasladan los alimentos para que podamos seguir confinados… a los que limpian las calles y los lugares a los que seguimos acudiendo… pero todavía no he oído a nadie aplaudir a las empresas.

Cuando empezó la crisis sanitaria que vivimos, fueron ellas quienes primero tuvieron que tomar decisiones. Y lo hicieron.

En un país caótico en el que no había material de protección y los sanitarios se enfrentaban cada día a la enfermedad cubiertos por bolsas de basura, sin mascarillas, mientras los ciudadanos los veíamos ir con admiración, agradecimiento y el corazón en un puño ante su compromiso con su vocación. Mientras tanto, las empresas se pusieron las pilas e hicieron lo que saben hacer: gestionar.

«Los sanitarios se enfrentaban cada día a la enfermedad cubiertos por bolsas de basura y las empresas hicieron lo que saben hacer: gestionar»

Las empresas que tenían contactos y canales logísticos con China pusieron en marcha sus motores a tope. Con dificultad y con mucha diligencia, consiguieron traer a España material sanitario que en pocos días empezó a llegar a los hospitales. Poco a poco, claro. La falta de previsión había sido enorme, la necesidad también.

Pero todo lo que llegó en los primeros días fue gracias a las empresas, los empresarios y sus equipos, que gestionaron la llegada de los materiales y los donaron.

Por no dejarme a ninguna, no voy a nombrar a las empresas que el día 14 de marzo se iban presentando en los hospitales de toda España con lo que tenían que pudiera contribuir a proteger a quienes estaban en primera línea.


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Fueron las empresas quienes donaron colchones y otros materiales necesarios para crear hospitales de campaña y lugares de acogida para quienes no tenían dónde confinarse.

Fueron las empresas quienes, proactivamente, acostumbrados a reinventarse y a intentar ir por delante de la realidad, dieron la vuelta a su producción y pasaron de hacer zapatos a hacer mascarillas y batas de protección. De fabricar coches a fabricar respiradores que salvaran vidas. De fabricar señales de seguridad a fabricar pantallas/viseras de protección.

A modo de ejemplo, tenemos el pueblo de Arnedo, donde los fabricantes de calzado, competencia unos de otros en la vida normal, unieron fuerzas el día siguiente al estado de alarma, adelantaron dinero y compraron los materiales para fabricar algo que nunca habían fabricado antes: batas de protección para que los sanitarios pudieran quitarse esas batas de basura.

Trabajando de lunes a sábado con la entrega y la devoción de quién está contribuyendo a salvar vidas. 5.000 de esas batas vinieron a Zaragoza a nuestro hospital Miguel Servet. Otras tantas viajaron a Soria, donde la situación era dramática en esos momentos.

Sin embargo, las empresas y sus trabajadores no se citan nunca entre los agradecimientos «oficiales» de estos días.


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Mientras tanto, se les imponen obligaciones sin tiempo para reaccionar y actuar. A pesar de todo lo consiguen. Con el compromiso de unos trabajadores que saben que sin su trabajo no podríamos seguir alimentándonos. Mantienen las puertas abiertas y los productos subiendo a los camiones de los transportistas.

Estamos empezando a ver el final de este período de crisis sanitaria. Pronto tendremos que enfrentarnos al drama de una crisis social en la que la supervivencia de las empresas y los empleos serán la clave del mantenimiento de nuestro Estado de Bienestar. Recordemos que son las empresas, y no los Gobiernos, quienes crean empleo.

«Tendremos que enfrentarnos al drama de una crisis social en la que la supervivencia de las empresas serán la clave. Porque son las empresas, y no los Gobiernos, quienes crean empleo»

Los Gobiernos sólo pueden facilitarles su supervivencia y la de los empleos generando las condiciones que permitan seguir adelante. Nos va el futuro en ello.

La creatividad, la innovación, la generosidad, han surgido estas últimas semanas de las empresas y de sus trabajadores. Ellos también han ayudado a salvar vidasEsta tarde cuando salga a aplaudir le pido que no se olvide de ellos.

*Ana Solana Castillo es Presidenta de Directivas de Aragón, Directora Senior de Recursos Humanos Europa y Asia Pacífico Exide Tudor, Profesora experta en Liderazgo.