Dadas las circunstancias de confinamiento, y aunque de forma simbólica, hoy se celebra el día Internacional del Libro. España tiene mucho que ver con este evento, ya que nuestro país fue el pionero para fijar un día en el calendario con el objetivo de promover la lectura y literatura.


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En 1926, el Rey Alfonso XIII firmó un Real Decreto por el que se establecía oficialmente la Fiesta del Libro Español. Inicialmente, se decidió que esta celebración tuviese lugar todos los 7 de octubre, fecha en la que se creía por aquel entonces, había nacido Cervantes en 1547.

Posteriormente, por un tema meteorológico, y para celebrarlo un día primaveral en vez de un día otoñal, en 1930 se trasladó la fecha al 23 de abril. Se eligió esta fecha volviendo a tener a Cervantes como personaje referente, ya que por aquel entonces se pensaba que esta era la fecha que había fallecido. Realmente falleció el 22 de abril, y dado sepultura al día siguiente – fecha en la que se consignó su fallecimiento.

En 1988, la UNESCO decidió dar continuidad a esta tradición, respetando la misma fecha para rendir homenaje mundial al libro y sus autores; animando a todos los países a marcar esta fecha en sus calendarios. Pero no fue hasta 1995, cuando oficialmente se instauró el 23 de abril como el «Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor».

Desde 2001, un Comité liderado por la UNESCO, elige todos los años una ciudad para que cada 23 de abril tenga el honor de ser nombrada Capital Mundial del Libro. Muy probablemente, en reconocimiento a España por dar inicio a esta tradición, la capital española fue la primera ciudad en el mundo en ostentar este célebre reconocimiento. Los españoles nos podemos sentir orgullosos de que a nivel mundial se festeje el día que hoy se celebra.

¿CUÁNTO LEEMOS LOS ESPAÑOLES?

Sin embargo, ¿cómo de orgullosos nos podemos sentir los españoles por nuestros hábitos de lectura a día de hoy? ¿y los aragoneses?

Según Eurostat, los españoles nos encontramos a mitad de tabla en hábitos de lectura (de libros). Mientras que de media leemos unas 37 horas al año, hay países como Polonia, Estonia o Finlandia que nos duplican en tiempo que dedican a la lectura. Alguien podría argumentar con razón, que la climatología afecta. Más sol, más ganas de salir de casa a tomar cañitas con amigos.

Pero si este fuese el caso, Grecia no nos superaría con un 50% más de tiempo dedicado a la lectura que los españoles. Si bien es cierto, superamos a países como Italia o Francia, que todavía dedican menos tiempo a la lectura de libros. 


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Mientras que los datos antes mencionados era en relación a lectura de libros, en cuanto al gasto que dedicamos a la lectura (aquí la encuesta incluye periódicos y papelería) los españoles estamos a la cola, dedicando tan solo un 0,7% de nuestros ingresos (la media europea es del 1,1%).

En España, en tan solo 10 años (del 2008 al 2018), según la Federación de Gremios de Editores de España, se han reducido un tercio la venta de libros.

De 241 millones de ejemplares vendidos en 2008, se redujo hasta 161 millones en 2018. De hecho, la industria española del libro, solo ha logrado compensar esta abrupta caída en ventas de libros por el incremento de exportaciones de ejemplares, un 13% más durante este mismo periodo de tiempo. 

Pero como en todas las estadísticas, las medias esconden las conclusiones más relevantes. A pesar de que España está, como hemos visto, “a mitad de tabla” en tiempo empleado para la lectura de libros, lo preocupante es la disparidad que existe entre los aficionados a la lectura y los que no lo son.

Según un estudio del Ministerio de Cultura, un 62% de los españoles leen libros en sus ratos libres, donde un 50% lo hace al menos semanalmente y un 12% lo hace al menos una vez al trimestre. Sorprende que un 38% de la población, según este estudio, nunca o de forma muy puntual lee libros en sus ratos libres.


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Desde luego que 4 de cada 10 españoles reconozca que nunca lee libros en sus ratos libres, no es algo de lo que nos podamos sentir muy orgullosos. 

…¿Y LOS ARAGONESES?

Continuando con los datos de este mismo estudio, casi la mitad, en concreto el 51,5% de la población aragonesa de más de 14 años, es compradora de libros por ocio; ligeramente por encima de la media española 50,4%. Pero hay que recordar que no es lo mismo comprar un libro que dedicarle tiempo a leerlo.

Si recordamos la disparidad a nivel nacional entre aficionados a la lectura de los que no lo son, en Aragón dicha brecha se amplía todavía más. Tomando otro estudio del Ministerio de Cultura: «Encuesta de hábitos y Prácticas Culturales (2018-2019)» aparece un dato que llama tremendamente la atención.

Aragón ocupa el penúltimo lugar de España respecto a la frecuencia de lectura. Tan solo un 41% de aragoneses reconoce haber leído un libro durante el mes anterior a la encuesta, frente a un 47,5% de la media nacional, muy lejos desde luego del 55% que afirman los madrileños. A excepción de Extremadura, todas las otras Comunidades Autónomas nos superan en frecuencia de lectura.

Estos datos son inquietantes, sobre todo si al indagar un poco más, se descubre que esta media tan baja de lectura de libros, se debe por ostentar -una vez más- el penúltimo puesto en lo que se refiere a libros catalogados como «profesión o estudios»

¿Qué se podría interpretar con estos datos? ¿Se encuentran nuestros estudiantes entre los que menos leen en España? Con los datos, no se puede confirmar, pero si uno asume que por libros de «profesión o estudios» una gran parte engloba a «estudios» sí que se podría hacer esta afirmación.

Tan solo un 20% de los aragoneses encuestados reconoce haber leído un libro por temas de trabajo o estudios en los últimos tres meses, lejos de la media nacional (27%).

Uno se puede preguntar: ¿Cuáles son los motivos de estas cifras tan dramáticas? Desde luego no parece que sea por un tema económico, ya que Aragón aparece como la segunda CC.AA. que menos importancia da al coste por adquirir libros. El verdadero motivo, según los datos de esta encuesta en su pagína 180, es ni más ni menos que ¡no tener tiempo!


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Recapitulando, los aragoneses compramos más libros que el resto de españoles, pero leemos bastante menos (solo superamos a Extremadura) aparentemente por la falta de tiempo. A todo esto, nuestros estudiantes podrían estar entre los que menos leen de España. ¡Vaya percal!

¿De verdad que no leemos más por nuestro frenético ritmo de vida? Atendiendo a los resultados de esta encuesta, eso parece, pero déjame que te diga, creo que es una excusa barata. Uno siempre encuentra tiempo para hacer lo que quiere o le interesa, por lo que me inclino más a pensar que es por falta de interés.

A pesar de estos pésimos datos, quiero reconocer el esfuerzo que algunos personajes públicos, como nuestros políticos, hacen por difundir libros y hábitos de lectura. Por ejemplo, nuestro Presidente Javier Lambán, con cierta regularidad, recomienda libros en sus redes sociales; muchos por cierto, de autores aragoneses como Luis Zueco, Domingo Buesa o Juan Bolea.

Creo que nuestros dirigentes políticos, deberían fomentar más la lectura, bien sea como lo hace Lambán recomendando libros específicos, o bien como lo hizo Iván Espinosa con las siguientes declaraciones a un grupo de jóvenes: «Dedicad un poco más de tiempo a leer, cosas que os interesen, no os creáis todo lo que dice la prensa, ni todo lo que os dicen los políticos, ni siquiera los de VOX»


Siendo coherente con mi propia sugerencia, y sin ser un personaje público, en un día como hoy quiero realizar mis propias recomendaciones de tres libros:

1. Zaragoza (Episodios Nacionales): no deja de sorprenderme los pocos jóvenes aragoneses que han leído esta novela que brindó Benito Pérez Galdós (que por cierto este año se celebra el centenario de su fallecimiento) a nuestra capital.

Con este libro, disfrutarás las aventuras de los personajes que de forma heroica resistieron a los tropas de Napoleón. Los zaragozanos se divertirán especialmente, transportándose a las calles donde se dieron los hechos. Hazaña histórica que gracias a la magnífica labor y esfuerzo de la Asociación los Sitios, con su presidente Gonzalo Aguado, es cada día más conocida entre los aragoneses.

2. Partido a 22: novela del joven escritor Andoni La Red, donde se narra la trepidante historia ficticia pero basado en hechos reales de un personaje que pasó de ser un niño inocente, a un miembro de la kale borroka en los convulsos años 90.


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Sorprende la soltura en la narración y cómo mantiene al lector enganchado desde la primera página. Es la primera novela de este escritor español, que sin duda promete. Ideal para regalar a aquellos menos aficionados a la lectura.

3. Imperiofobia: de la escritora Maria Elvira Roca. Déjame que te pregunte: ¿conoces la desastrosa batalla de la Armada Invencible en las costas inglesas? ¿Sí, verdad? Y ahora déjame que te vuelva a preguntar: ¿sabes qué en 1741 el Rey inglés Jorge II, con la intención de invadir los territorios españoles de ultramar mandó a Cartagena de Indias una de las mayores flotas jamás vistas y ya que como era una victoria cantada mandó acuñar monedas para celebrar esta batalla antes de llegar a Cartagena?

El resultado fue que 3.000 españoles vencieron a 23.000 ingleses. Al llegar la noticia a Inglaterra, y ante la humillante derrota, inmediatamente las monedas fueron retiradas (aunque aún todavía se conservan algunas). Si te ha sorprendido saber lo primero y no tener ni idea de lo segundo, con este libro entenderás el silencio deliberado tanto por historiadores extranjeros y por desgracia también españoles durante muchos siglos. Silencio que ha causado que todavía hoy desconozcamos muchas de las grandes hazañas de nuestra historia.

No quiero terminar sin dedicar este artículo, que espero hayas disfrutado, a todas aquellas personas que me transmitieron la afición a la lectura, pero especialmente a un profesor: D. José Artal.

Aún recuerdo la forma tan ingeniosa con la que nos animaba a leer. Durante mi etapa en el Colegio Montearagón, por cada libro que leíamos, le entregábamos una breve reseña del libro a D. José, incluyendo el número de páginas del último libro leído.

Cada uno de los alumnos de la clase tenía una chincheta en un corcho que D. José hacia avanzar por el equivalente del número de páginas de cada reseña que le entregábamos. ¡Era tan apasionante ver tu chincheta avanzar en el corcho que al finalizar un libro, uno ya estaba pensando en el siguiente! A veces, no se necesita más que un poco de imaginación para fomentar la lectura entre los jóvenes.


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Les deseo a todos los aragoneses, un feliz día de San Jorge, y les animo que en estos días de confinamiento, aprovechen para leer más y sobre todo compartan opiniones entre amigos y familiares sobre el último libro que han leído. Incluso, haciendo gala al día de hoy, regalando algún libro. 

«Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee» – Miguel de Unamuno

*Kike Briega es analista financiero, miembro de CFA Society Spain y MBA por IESE

@KikeBriega