El relato político pocas veces soporta el contraste con los datos, y hoy menos que nunca, aunque hay que tener tiempo y ganas de contrastarlo. Pero aún queda gente apasionada del dato. El contraste no siempre es fácil, pero es divertido, y a veces sorprendente.  

Nos dicen que tenemos el gobierno más feminista de la historia de España. Veamos. El Instituto de Georgetown por la Mujer, la Paz y la Seguridad, dependiente de esa prestigiosa Universidad americana, en colaboración con el Instituto por la Búsqueda de la Paz de Oslo, elabora cada dos años un índice en el que determina cuál es el mejor país del mundo para nacer mujer.  Pues bien, en su publicación correspondiente a los años 2017 y 2018, España era el quinto mejor país del mundo para nacer mujer. En ese índice se computan la brecha salarial, las posibilidades de promoción laboral, el acceso a la educación, la seguridad física y jurídica, la participación política… Pedro Sánchez gobierna desde junio de 2018 e Irene Montero es ministra de Igualdad desde enero del 2020. Pues a pesar de los desvelos de ambos, el último informe publicado (2021-2022) nos sitúa en el lugar décimo cuarto. ¿Cómo ha podido suceder con el gobierno más feminista de la Historia? Seguramente, cuando España era el quinto mejor lugar del mundo para nacer mujer lo era también para nacer hombre, o simplemente para nacer como persona, cualquiera que fuera el sexo del recién nacido. Hoy, después de más de cuatro años de gobierno de Sánchez, es un lugar menos amable para nacer, hombre o mujer. Lo dicen dos institutos extranjeros, con toda seguridad independientes de cualquier injerencia.  

Pero nos dicen también que son el gobierno de la gente. Veamos de nuevo. Desde 2019 hasta finales del 2022 el salario medio ha subido un 4,33%. Sin embargo, según los datos oficiales, el IPC ha subido en el mismo periodo algo más del 14%. Pero siempre se ha dicho y los estudios económicos lo confirman que la inflación siempre afecta más a las clases bajas, que son quienes más soportan su impacto. Veamos qué ha pasado con los precios de los alimentos básicos, que son el capítulo de gasto más importante de las familias de bajos ingresos. En un artículo reciente leído en las redes, su autor colgaba en Internet su lista de la compra on-line en una conocida marca de supermercados del año 2019 y volvía a repetir esa misma compra a fecha actual. La misma lista de la compra constituida por alimentos básicos y productos de limpieza se había encarecido un 44,30%. No sé cuántos lectores estarán en disposición de hacer esa comprobación y si guardarán los importes de la compra de años pasados, pero creo que la percepción generalizada es esa.  

Nuestro presidente dice presidir, efectivamente, un gobierno de la gente, preocupado por quienes menos tienen, pero ha conseguido que nuestro poder adquisitivo haya caído más que en ningún otro país de Europa, que la vivienda sea inaccesible para los jóvenes, el empleo más precario que nunca, que los trabajadores fijos discontinuos sean realmente parados discontinuos, que las listas de espera sanitaria se hayan multiplicado en toda España, que hasta los trenes de alta velocidad, la joya tecnológica española, tengan más averías y acumulen más retrasos que nunca y que, como consecuencia de todo ello y de algunas cosas más relacionadas con sus incumplimientos y su acreditada falta de palabra, ahí donde va sea abucheado. Merecidamente.