Dórico. Se reinventen, coño

Personas que me importan – tres o cuatro, todas –  se enfrentan a una cruz de caminos, decidir cómo vivir lo que les viene. Me incluyo en el grupo, me importo mucho y en esa tesitura ando. No estamos por elegir qué va a pasar sino la actitud para recibir lo que llegue.

El pensamiento mágico es mentira y una mierda. Nada de gritar los sueños o desear fuerte, la vida pasa y se lleva por delante todos los estados de Whatsapp. En la edad de la inocencia – hasta ayer – piensas que un buen anclaje te mantendrá a flote en la tempestad y no,  vas al fondo con barco y todo, te arrastra el peso de tu agarre. Mejor dejarse llevar. Se trata de no nadar (de remar ni hablo, el bote ha dado el ídem), dejando que la marea te lleve donde te arrastrará en cualquier caso. Llegas al mismo sitio, pero vivo.

Ahí estamos,  los más perros relajando músculos para el tsunami que viene, los jóvenes de espíritu anclando como locos. Todos en nuestras encrucijadas, eligiendo camino y cruz. Un camino sin cruz es un paseo, café descafeinado, Premio Planeta, las infantas rubias.

De pequeño dormía con la cruz de mi comunión apretada en la mano derecha. Robada la cruz a los cuarenta  me aconsejaron “deja tus tics que son tocs, cambia de amores”. Decir reinvéntate es gritar reviéntate, así no sirves, y por ahí no; compré otra cruz. Cada noche espera en la mesilla  a que la asfixie entre las sábanas. Al despertar tengo marcas en la palma de la mano, tan fuerte la aprieto.

Hay señales de cruces que saben estar, sonrisas pequeñas o gestos pegados a la pared. Cuanto menos perceptible es el rastro, mejor se carga la cruz. Mis marcas matutinas no dan perfil de santo pero tengo plan B, pasarme a una cruz de dos metros de eslora y tomar la ola definitiva surfero en Cristo. Las rastas serán canas y pulseritas los rosarios, en la camiseta “se busca… recompensa, la eternidad”. Golosón mi cuerpo en neopreno. Punto (de cruz) y seguido..

Jónico. El nombre de las cosas.

J. me sigue un poco y cuando lee por aquí whatsappea que no entiende nada de lo que escribo. Yo tampoco.. Pay attention al nombre de la sección, J. No engaño.

Corintio. De bruces tres cruces

Además de la cruz estrujable en mi comunión hubo otros regalos, también cruces.

Una en la frente, álbum de fotos titulado “El día más feliz”. Fatal: elevó demasiadas expectativas en vísperas y a partir del día +1 al verlo creía que a los siete años ya tenía todo el pescado vendido. En un arrebato de gallardía lo tiré al Huerva, no me arrepiento.

Otra en el pecho, performance de Borja V. Atravesó una pared de cristal al salir disparado al jardín con el brazo enyesado por delante. El cristal estaba muy limpio y la escayola era de una fractura que se había hecho la semana anterior, también en casa, intentando saltar un muro. Lo juro. Chorreando sangre lloraba (“mis padres les pagarán el cristal a los tuyos”) y yo en conflicto interior: disfrutando del momento y sintiéndome mal con Jesús por ello. Un tercer vector ene mi cerebro pensaba que si sus padres podían pagar la cristalera deberían haberse estirado con el regalo, un playmobil astronauta sin nave. Nivel de cutrez: un peldaño por encima del huevo Kinder.

Y otra miente en el noticiero, un marco de plata. Mi  tía Candela, la más rumbosa de la familia por rica y gorda me preguntó si como regalo prefería una bicicleta o un marco de plata. Elegí Marco de plata creyendo legítimamente que era el del mono Amedio, mucho más caro que una bicicleta de metal no noble. Cuando me dio la caja plana y descubrí el engaño deseé que hubiese sido ella la que atravesara el cristal, sin yeso. El marco de plata sigue en casa de mis padres, no se ha reinventado. Cruz en raya y no juego.