Uno de los objetivos que me animaron a dar el paso adelante y a entrar en la política municipal fue mi pasión por Zaragoza con el objetivo, casi una obsesión, de ayudar a que mi ciudad fuera aún mejor de lo que es. Poner ese granito de arena que nos permitiera a todos los que vivimos en ella sentirnos aún más orgullosos.


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Desde el primer minuto nos pusimos manos a la obra en un área tan compleja, transversal y “real” como es Servicios Públicos y Movilidad. No faltan las ideas ni los proyectos, y pienso que nuestra gestión empieza a dar sus frutos.

Hay muchos asuntos en los que el impulso político y administrativo es determinante, como sucede en la gestión de las grandes contratas de parques, limpieza o movilidad, o en la toma de decisiones concretas que afectan a nuestra vida cotidiana. Sin embargo, tengo muy claro que sin la colaboración de la ciudadanía cualquier objetivo será mucho más difícil de conseguir.

La campaña “Zaragoza no es un cenicero” es un ejemplo claro de ese imprescindible esfuerzo colectivo. Cada día se recogen en nuestras calles miles de colillas de cigarrillo, que constituyen un increíble volumen de hasta el 40% de todo lo que se barre diariamente en la ciudad.

«Sin la colaboración de la ciudadanía cualquier objetivo será mucho más difícil de conseguir»

Se trata de pequeños residuos “insignificantes”, pero sólo en apariencia: son pequeñas bombas de relojería que esconden un alto poder contaminante y sustancias cancerígenas que tardan décadas en desaparecer. Las colillas contaminan la tierra pero también el agua, tanto de los ríos como de los mares.


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Por estos motivos y otros muchos, hemos considerado que era importante poner en marcha esta campaña que quiere sensibilizar a la vez que advierte sobre una realidad que, quizá, muchas personas todavía desconozcan.

Queremos una Zaragoza bonita, cuidada y sostenible, un ejemplo de compromiso medioambiental, de la que sentirnos orgullosos. Que asombre a quienes nos visiten, que ojalá pronto puedan ser muchas personas venidas de cualquier lugar de mundo.

Pero por mucho que los servicios de Limpieza se esfuercen, por mucho que desde el servicio municipal de Parques estemos intentando dar color y belleza a nuestra Zaragoza, por mucho que estemos arrancando grandes y ambiciosos proyectos mediambientales que sitúen a Zaragoza como ejemplo europeo en diferentes ámbitos, la colaboración de todos es imprescindible para lograr nuestro objetivo y que Zaragoza sea una ciudad ejemplar.

Doy las gracias por adelantado, porque estoy segura de que así será. Por el esfuerzo de cambiar de hábitos, por acordarse de apagar la colilla y tirarla en la papelera más cercana, por cuidar de nuestro planeta y la salud de todos. Gracias por contribuir a un mejor futuro de todos.