Es la delicia de todo aquel que baja o sube al Pirineo. Sus tortas de miel, las mini trenzas de Huesca y los dobladillos o las empanadas de ángel no se olvidan fácilmente. Su cierre por jubilación ha sido la noticia menos dulce para todos los que paraban en sus instalaciones.

La panadería de ‘La Nave’, un pequeño pueblecito perteneciente a Sabiñanigo (Huesca) ubicado en la N-330, era una parada obligatoria. Sus dos únicos habitantes -y tres edificaciones- no daban la sensación de ser casi un pueblo fantasma por el ir y venir de tanta gente. Hasta era más que habitual las filas de gente en la puerta.

‘SE TRASPASA POR JUBILACIÓN’

El cartel que cuelga ahora de su puerta ha puesto punto y final a los 30 años de servicio de esta panadería tan conocida. Sus propietarios, Miguel Ángel Andreu y Yolanda Alonso, ponen fin a su vida laboral. El establecimiento abrió en 1987.

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