Roberto Pérez salió como cada tarde noche a dar un paseo con su perro, tan solo un pequeño cachorro. Todavía no era consciente de lo que les iba a suceder. «Yo mido 190 centímetros y peso 90 kilos; si pilla a un chico o a una persona mayor los destroza», recuerda este vecino de Sobradiel, una localidad zaragozana de apenas 1.000 habitantes.

«Cuando cruzábamos la calle sin ver a nadie por el frío que hacía lo vi corriendo hacia nosotros. Claramente, iba a por nosotros», explica Pérez. Se puso a correr cogiendo a su cachorro y al darse la vuelta se dio cuenta que tenía al otro perro encima. «Estaba a cinco metros y nos alcanzó. Me apoyé en un coche y conseguí tirar de la correa para poner a salvo a mi perro. Después comencé a forcejear con él. Me tenía cogido, no me soltaba. Estaba como loco», dice Roberto.

Explica que con la mano que tenía libre lo apartó y consiguió subirse al capó del coche. Allí permanece varios minutos. «El pitbull seguía lanzándose contra mi. Se hizo heridas chocándose contra el coche. Al final llamé a mi madre y conseguí ayuda», relata todavía impactado por aquella vivencia.

El animal, enrabietado, según Roberto, salió corriendo hacía dos perros que ladraban tras una verja y arremetió contra ellos. «Daba con tanta fuerza  a la verja que dejó allí en la puerta de la vecina un rastro enorme de sangre», cuenta.

Dos semanas después ha vuelto a trabajar, pero sigue cojeando. Todavía duelen las mordeduras que le dejó en la pierna. «Se lanzó hacia mí, y casi me coge de los testículos. Ten en cuenta que mido 190 centímetros. Imagina lo que le puede hacer a un niño o a un anciano», insiste en esta afirmación para que veamos el enorme riesgo que corren.

CINCO ATAQUES EN LOS ÚLTIMOS MESES

Este vecino de Sobradiel no ha sido la única víctima de este perro peligroso. Según cuenta, ya ha mordido a otros cuatro vecinos. «Denuncié los hechos a la Guardia Civil, que ya era conocedora del tema. Me dijeron que el Ayuntamiento también debía denunciar para poder llevarse al perro, pero seguimos esperando», argumenta Roberto.

Le han llamado madres y padres de niños, y también ancianos dándole apoyo y atemorizados. «La gente no sale a la calle. El otro día me dijo una vecina que andaba suelto otra vez. Temo que un día acabe en la salida del colegio… Podría ser terrible», se sincera Pérez.

Los vecinos de esta localidad zaragozana están planteando recoger firmas para acelerar el proceso y que las autoridades tomen cartas en el asunto para evitar que este perro, al parecer descontrolado y con unos dueños que niegan que haya hecho nada, acabe haciendo un mal mayor.

«Lo único que queremos es parar esto. Vivimos con miedo, los niños no salen solos y los mayores no pisan la calle. Parece que en Sobradiel estemos en guerra». Al parecer, el Ayuntamiento ya podría haber tomado cartas en el asunto; mientras los vecinos continúan viviendo con el corazón en un puño.