La hermana Florence Syombua Mwania, abadesa de las Hermanas Clarisas Capuchinas de Barbastro, ha comunicado a la Diócesis de Barbastro-Monzón el próximo cierre de esta comunidad religiosa, presente en la ciudad desde el año 1670.

La avanzada edad, la precariedad y limitaciones que esto implica, así como la falta de religiosas hacen imposible la continuidad de esta forma de vida en comunidad, razón que ha obligado a tomar esta «difícil y dolorosa decisión», han apuntado desde la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Barbastro-Monzón en una nota de prensa.

Las siete hermanas, como garantiza la Iglesia en estas situaciones, han elegido libre y personalmente a qué comunidad incorporarse con el fin de poder seguir encarnando el carisma a que fueron llamadas.

Las primeras en irse serán las más mayores, sor Mercedes y sor Esther, el próximo viernes, 28 de abril, con destino el Monasterio de Capuchinas de Zaragoza; más adelante, lo harán las restantes hermanas hacia Alicante.

Se desconoce la fecha del cierre definitivo, algo que dependerá del avance de los pasos que vayan dándose, según lo establecido por la Iglesia en las supresiones canónicas de monasterios. El Obispado de Barbastro-Monzón asiste y acompaña a la comunidad en este proceso.

MÁS DE TRES SIGLOS EN LA CIUDAD

Las citadas fuentes han indicado que las Hermanas Clarisas Capuchinas dan gracias a Dios por 352 años de servicio a la ciudad y a la diócesis, «más de tres siglos a lo largo de los cuales han vivido desde su corazón, y convertido en oración, todos los anhelos, deseos y preocupaciones de los que tantas generaciones les han hecho partícipes».

Han recibido, a la vez, la «cercanía y cariño» de los mismos vecinos de Barbastro y de toda la iglesia diocesana. La comunidad pide a los fieles oraciones por las vocaciones, especialmente de vida religiosa, tan necesarias y escasas en estos momentos.

El Obispado de Barbastro-Monzón ha precisado que dará a conocer, próximamente, la fecha y programa de los actos de despedida y acción de gracias por esta comunidad de religiosas, «uno de los pulmones espirituales de nuestra diócesis».