La tortilla que busca ser la mejor de Zaragoza: la clave está en sus ingredientes (uno muy aragonés)

De referente gastronómico en el centro a finalista de la VII Liga de la Tortilla: así es el restaurante que mezcla tradición y producto.
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Fotografía: GABI ORTE CHILINDRÓN

Cuando se habla de cocina aragonesa actualizada, un nombre aparece siempre entre los imprescindibles: Parrilla Albarracín. Situado en pleno centro, en la Plaza de Nuestra Señora del Carmen, esquina con la calle Cádiz, este restaurante se ha convertido en uno de los grandes embajadores de la renovación del recetario aragonés.

Y ahora, su tortilla de patata vuelve a situarlos en la élite culinaria de la ciudad: son finalistas de la VII Liga de la Tortilla.

Tradición aragonesa, producto y una cocina en constante evolución

El sello de +Albarracín se entiende desde su filosofía. “Nuestra cocina se basa en la recuperación y actualización del recetario aragonés”, explican desde el restaurante. Una declaración que se traduce en platos elaborados con productos de kilómetro cero: jamones y quesos de Teruel, setas y embutidos del Pirineo, ternasco de Aragón, aceites del Bajo Aragón… Una carta que combina territorio, tradición y ese punto de modernidad que se ha convertido en su marca.

En +Albarracín insisten en que su trabajo es un “maridaje entre tradición y modernidad”, fruto de una cocina “prolífica, autodidacta, elaborada con ilusión y creatividad, en constante evolución”. Esa mezcla explica por qué el restaurante se ha consolidado como una de las experiencias gastronómicas más completas del centro de Zaragoza. Y también por qué su tortilla de patata —aparentemente un plato sencillo, pero de enorme técnica— se ha convertido en otra de sus señas de identidad.

La renovación gastronómica hecha desde la plaza del Carmen

Desde su local clásico, ampliado con un espacio más moderno en el edificio contiguo, +Albarracín ofrece un amplio abanico de opciones que va desde su terraza en pleno centro hasta sus salones interiores, donde se respira ese equilibrio entre tradición y renovación que tanto los define. Y es esa misma filosofía la que trasladan a la Liga de la Tortilla, donde su propuesta se caracteriza por la solidez, la técnica y el respeto absoluto al producto.

Porque si algo destaca la organización de la Liga es que su tortilla se apoya en dos ingredientes clave: patata agria y cebolla de Fuentes, una combinación que aporta un plus de potencia y estructura, y que, en la metáfora futbolística que domina la competición, les da “mayor poderío físico”.

Unos cuartos de final de los que hacen afición

El camino hacia la Final Four no ha sido sencillo. +Albarracín llegó a cuartos para enfrentarse a Casa Arriazu, un duelo con historia: ya habían chocado en 2019, y aquella vez la victoria fue clara para Arriazu. 

El encuentro terminó con un 3-3 muy reñido, con constantes alternativas en el marcador. Casa Arriazu desplegó un juego más creativo, mientras que +Albarracín apostó por la solidez: un esquema táctico “en rombo”, como lo define la organización, que les permitió resistir y llevar el partido a la prórroga.

Y ahí apareció la fuerza del equipo del Carmen. La prórroga cayó de su lado, dando lugar a un 4-3 final que los impulsó directamente a la Final Four.

El espíritu del restaurante se refleja perfectamente en su participación. Sin estridencias y con una regularidad admirable, +Albarracín ha demostrado que una tortilla de patata también puede ser un plato de autor, siempre que se entienda desde la esencia aragonesa.

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